¿POR QUÉ?
En los últimos años, los contratistas europeos han tenido que hacer frente a importantes problemas en las cadenas de suministros, además del aumento de los precios de la energía o de ciertos materiales de construcción. Como consecuencia, muchos ya no pueden participar en licitaciones públicas, hay obras de construcción que se han ralentizado y algunas empresas han llegado a situación de quiebra.
A lo anterior hay que añadir que en varios Estados miembros en los contratos no se incluye revisión de precios para poder tener suficientemente en cuenta los incrementos de tales precios, y que los clientes siguen exigiendo el cumplimiento de plazos de ejecución a falta de una cláusula, en particular una claúsula de revisión, que permita la prórroga automática de los plazos.
