La Comisión Europea debe garantizar la aplicación en la práctica de la taxonomía de la UE y del marco más amplio de financiación sostenible, que debe revisarse periódicamente. Los posibles criterios nuevos o revisados deben poder ser aplicados por las empresas de construcción y tener debidamente en cuenta las posibilidades técnicas disponibles y los nuevos avances técnicos.

La Comisión Europea debería vigilar de cerca el impacto financiero de la taxonomía de la UE en las empresas, especialmente teniendo en cuenta el difícil contexto económico desde la irrupción del Covid-19, la guerra en Ucrania y otras tensiones geopolíticas.

Cabe esperar que, a medio y largo plazo, cada vez más empresas de menor tamaño tengan que rendir cuentas de su impacto global en el medio ambiente. La Comisión Europea debe garantizar que las empresas que no reúnan desde el principio los ambiciosos criterios técnicos dispongan de soluciones alternativas y no se vean privadas de financiación.

Los requisitos de información con arreglo a la taxonomía de la UE, y los establecidos por las nuevas normas de información sobre sostenibilidad de las empresas, ya son muy ambiciosos y la Comisión Europea debería proporcionar más orientaciones sobre cómo informar sobre los KPIs de sostenibilidad. Deben tenerse debidamente en cuenta las especificidades de la cadena de suministro de la construcción, así como la estructura del sector compuesto principalmente por pymes.